Se llamará a concurso internacional para construir muelles y sitios de atraque.
Giovanni Calabrano Kuntz
Tras los severos daños que sufrió por el terremoto y maremoto de 2010, que allí dejó tres muertos y daños estimados entre US$ 300 y US$ 400 millones, la Base Naval de Talcahuano ha sido repuesta como el principal punto logístico y de apoyo a la fuerza que dispone la Armada de Chile. Ahora, tras superar la emergencia, el siguiente desafío es potenciar sus instalaciones con una reconstrucción de cara al siglo XXI, mejorando sus capacidades con la última tecnología disponible para maximizar la operación de las naves y el trabajo del personal naval.
Por ello, a fines de marzo se llamará a licitación internacional el proyecto que pretende modernizar los muelles y sitios de atraque para la flota de superficie y de submarinos de la Armada.
Ocho empresas que han manifestado su interés por ganar el concurso ya compiten por adjudicarse las obras, que según estiman los altos mandos de la institución, finalizarían el año 2014, pues responden a altos niveles de ingeniería.
Los futuros lugares de atraque incorporarán mejores condiciones antisísmicas, se les aumentará la profundidad del calado, dispondrán de conexión de fibra óptica, de modo que las naves no sólo se puedan conectar a electricidad en tierra, sino también a internet y a la intranet de la institución. Además, incluirán conectividad para el tratamiento y evacuación de aguas servidas de los buques.
Los cambios deberán realizarse sin que la base cese sus funciones. Esto porque la capacidad de carena (la parte del buque que queda bajo la línea de flotación) de los dos diques secos está plenamente operativa.
"En la licitación tendrá una puntuación especial aquella solución tecnológica que implique que el astillero pueda seguir funcionando en mejor medida, mientras se están recuperando ciertas áreas que no se están utilizando", explica el comandante en jefe de la Segunda Zona Naval, almirante Matías Purcell.
En paralelo, está en marcha la construcción de 85 casas para oficiales y otras 56 para gente de mar que reemplazarán las arrasadas por el terremoto y maremoto. Estarán listas en septiembre de 2011 y se ubicarán en lo alto de la península de Talcahuano, ya que antes estaban frente al mar.
En tanto, el Hospital Naval ya ha recuperado 140 de las 220 camas que tenía hasta el 26 de febrero.
Este recinto de sanidad reunirá todas las especialidades médicas, preventivas, clínicas, odontológicas y servicios administrativos relacionados con la salud del personal, los que antes estaban separados en la base naval.
En cuanto a los centros de abastecimiento, el almirante Purcell explicó que "estamos intentando tener edificios inteligentes que, por ejemplo, incorporen tecnología de código de barras, de modo que todo el acopio de los distintos repuestos, componentes y elementos de los buques estén muy bien clasificados".
La Escuela de Grumetes de la Isla Quiriquina perdió un transbordador y la capilla, pero según Purcell las actividades de instrucción se realizan con normalidad.
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