El almirante Edmundo González responde a las críticas por la actuación de la Marina y afirma que la institución ha puesto en marcha un plan para modernizar sus instalaciones ante desastres naturales. A la par, señala que pese a los errores cometidos se ha trabajado "con sentido de urgencia" en la atención de los damnificados, poniendo a disposición cerca de 16 buques y a 4 mil efectivos.
Gabriel Pardo
En 1965, el comandante en jefe de la Armada, almirante Edmundo González, tenía nueve años. En esa fecha, un sismo devastó su casa en Chorrillos y pasó cuatro meses, junto a su familia, viviendo en carpa. El episodio todavía está muy presente en su memoria. Pero no se compara con el drama que ha vivido tras el terremoto del sábado 27 de febrero. Piensa en las víctimas, en las ciudades arrasadas, en la responsabilidad que se le ha atribuido a la Armada en la suspensión de la alerta del tsunami que dejó muertos y desaparecidos. Y aunque ya hizo un "mea culpa", en medio del relato de las primeras horas no puede evitar quebrarse, se quita los lentes, interrumpe sus palabras y se detiene unos segundos.
-¿Cuál es su recuerdo más personal del momento en que ocurrió el terremoto?
-Yo estaba en Viña del Mar. Fue tremendamente intenso. Yo trataba de comunicarme por celular y teléfono fijo. Era imposible. Tampoco había internet. Al principio las comunicaciones eran muy complejas. Finalmente, hablé con mi jefe de Estado Mayor, con mi secretario general y solicité antecedentes preliminares al SHOA (Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada). Más tarde resolví desplazarme de inmediato a la zona de Talcahuano para estar con mi gente.
-Al cabo de esta semana compleja para la Armada, ¿cuán afectada quedó su institución?
-La institución está afectada. Eso es un hecho. Estamos afectados e indudablemente heridos por ciertos hechos que comprometen aspectos de seguridad en el desempeño naval. En lo estratégico, por las debilidades que hemos evidenciado en nuestros sistemas de enlace terrestre, fundamentalmente. En lo humano, por las fallas producidas en el SHOA, determinadas por variables tecnológicas y capacidad de evaluación. Indudablemente que eso puso en entredicho la credibilidad del SHOA, que es una organización que es prestigiada en el ambiente marítimo oceanográfico e hidrográfico internacional. Y respecto de la infraestructura, nos preocupa nuestra principal base naval de Talcahuano y nuestro astillero. Hay un fuerte impacto ahí.
-¿Qué tan disminuida ha quedado la Armada con los daños en su base naval de Talcahuano? ¿Se pone en entredicho la seguridad nacional?
-Yo diría que estamos con nuestras capacidades combativas intactas, que es lo principal, y también con la confianza en nuestras dotaciones. Pero lamentablemente tuvimos dos muertos en nuestra base naval, que es una señora con su hijo nonato, que murió -no por el terremoto ni por el tsunami -, sino porque se le apresuró su parto y murió durante la operación. Por otro lado tenemos un número -en este momento en evaluación- de cuarenta desaparecidos. No se han reportado a sus respectivas unidades y reparticiones. Entonces, no puedo asegurar que no tengamos bajas aún, lo que por cierto me tiene particularmente preocupado. Yo me apersoné apenas ocurrida esta catástrofe al lugar del epicentro donde más daño institucional hubo, a nuestra gente, a nuestras instalaciones y a nuestros astilleros. Debemos hacer un análisis global de nuestras responsabilidades en lo técnico y en lo humano.
-Usted asumió públicamente un grado de responsabilidad en las muertes tras el terremoto. ¿Está dispuesto a asumir esa responsabilidad en otras instancias?
-Eso puede ser un escenario probable, pero espero que las investigaciones y la fuerza de los argumentos sea lo que descarte esa condición. Estoy tranquilo y confiado en que el espíritu comprometido en nuestro actuar, que siempre ha privilegiado la vida humana de nuestra población, será en definitiva lo que refuerce la defensa de nuestra institución y su gente. Estaremos en breve plazo entregando los antecedentes de la investigación, la cual puede tener la certeza de que evidenciará que no ha habido negligencia en el actuar. Puedo decir que no ha sido la institución la responsable de la pérdida de vidas humanas. En este caso, la fuerza de la naturaleza nos impactó y superó nuestras capacidades para reaccionar con prontitud.
-Respecto de la investigación sobre las falencias que tuvo la Armada en la cancelación de la alerta de tsunami , ¿qué medidas se tomarán aparte del cambio en la dirección del SHOA?
-Hay una investigación técnica en curso para averiguar las causas de la cancelación temprana de esta alerta de tsunami , cuyo fiscal es un vicealmirante. Se harán todas las averiguaciones en ese caso. Porque hasta la activación de las alertas, la función del SHOA iba perfectamente bien. Aquí no sacamos nada con tener un SHOA de última tecnología si no logramos que sea una solución integral y que debieran estar todos los organismos del Estado sintonizados con este asunto. Yo coincido con lo planteado por el Presidente electo, Sebastián Piñera, que aquí la Onemi debiera ser, aparte de la reestructuración y modernización que sea necesario hacerle, un organismo centralizador en este tipo de cosas. Hay que entender que el SHOA es un organismo técnico, no es un organismo ejecutivo.
-¿Puede haber influido el llamado de la Presidenta al SHOA en la cancelación de la alerta, dada la jerarquía de quien hizo ese llamado?
-Si yo me voy, como comandante en jefe, al submarino O'Higgins y estoy con ese comandante, indudablemente que mi presencia podría incidir en apresurar evaluaciones y decisiones, pero yo no quiero entrar en ese aspecto. Yo lo que quiero decir es que los antecedentes técnicos son técnicos. Las decisiones de mando son de mando y las decisiones ejecutivas deben ser ejecutivas, cada una en su nivel.
"Nuestro desafío es reconstruir la base naval"
-¿Cuáles han sido las medidas inmediatas que se han adoptado?
-Se ha resuelto reestructurar la actual conducción y dependencia del SHOA a objeto de recuperar su credibilidad y asumir una capacidad de respuesta ante las catástrofes. Entre las medidas que tomaremos con prontitud está reforzar e implementar los sistemas de comunicación terrestre para asegurar su disponibilidad en caso de desastres naturales. Implementaremos tecnologías y estándares del siglo XXI, al nivel de Japón y Estados Unidos. Por otro lado, se está efectuando una evaluación de los efectos del maremoto en la base naval de Talcahuano, cuantificando los costos de su recuperación.
-En general, ¿a cuánto pueden ascender los costos que esta catástrofe tuvo para la Armada?
-Esto le va a costar al país, en el fondo, cifras cercanas a los 1.300 millones de dólares, a lo cual hay que descontarle los seguros comprometidos, que hay muchos. Nuestro principal desafío será la reconstrucción de la base naval de Talcahuano y los astilleros.
-La Armada es la encargada de resguardar las costas en Chile y hoy gran parte de las víctimas, luego del terremoto, son producto del tsunami . ¿Ahí hubo un rol de las capitanías de puerto que no se cumplió?
-Lamentablemente no tenemos capitanías de puerto en todos lados, lo cual es una experiencia que rescatamos. Debemos tener mayor presencia en las comunidades costeras. Pero esas capitanías de puerto salvaron muchas vidas, pese a que la Onemi no activó la alarma. Porque nosotros sí activamos la alerta interna, que se llama la alerta de la red Mercalli, y esas capitanías de puerto activaron a muchos retenes de carabineros, bomberos y gente a viva voz. En otros casos, como en Constitución, la ola llegó exactamente después de quince minutos o veinte minutos, y lo primero que hizo, antes de atacar al pueblo, fue barrer la capitanía de puerto.
-¿Siente que fue apresurado que el Gobierno, en voz del ministro de Defensa, Francisco Vidal, señalara que "hubo un error en la Armada"?
-No me corresponde comentar lo dicho por el ministro. Lo que sí le puedo decir es que a las Fuerzas Armadas hay que cuidarlas.
-¿Cómo califica el comportamiento de los efectivos de la Armada en la catástrofe?
-Puedo decir con orgullo que todos los comandantes de mis buques y sus dotaciones estaban para zarpar. Después de un terremoto tremendo, con sus familias en las casas, llegaron todos a cumplir con su deber a los buques. Un ejemplo, el submarino Carrera, que logró zarpar de emergencia, lo pescó la segunda ola del tsunami y lo metió a la dársena. Luego, en un gesto heroico, fue remolcado. Tras la catástrofe, nuestros buques y personal desde el primer momento han estado desplegados en tiempo récord, con un sentido de urgencia en atender necesidad de seguridad, alimentación y atención de salud. Considere usted que actualmente hay cerca de 16 buques de nuestra Armada desplegados en las zonas más afectadas y cerca de 4 mil efectivos apoyando labores de seguridad y reconstrucción.
-El comandante en jefe de la FACh señaló que sus efectivos estaban listos para actuar apenas sucedió la tragedia. ¿Usted puede asegurar lo mismo respecto de la Armada?
-Sí. Nuestras fuerzas estaban listas para actuar desde el primer minuto.
-En pocos días más será el nuevo ministro de Defensa, Jaime Ravinet, quien asuma la coordinación con la Armada. ¿Cómo han sido sus contactos con él hasta ahora?
-Ya estamos coordinados sobre cómo enfrentar la emergencia. Él ya me acompañó en la semana a revisar las instalaciones en Talcahuano.
-Ha llamado la atención que el conocido empresario Nicolás Ibáñez, en su condición de reservista naval, haya concurrido con uniforme a la zona de Talcahuano. ¿Qué opinión le merece?
-Puedo afirmar con claridad que la Armada desaprueba esa situación. Existen instrucciones claras en relación a las circunstancias en las cuales los integrantes de la Reserva pueden participar con uniforme. Y ésta, en particular, no corresponde. Dado lo anterior, he dispuesto que el secretario general de la Armada, como jefe directo de los oficiales de la Reserva, le haga presente la gravedad de esta conducta.
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