18 ene 2009

"Siempre supe que las cosas saldrían bien"

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El navegante francés Jean Le Cam detalla en exclusiva los peores momentos de su naufragio durante la Vendée Globe, la regata más dura del mundo.


Por M. Soledad Holley

El 6 de enero, el velerista francés Jean Le Cam navegaba con su yate VM Matériaux 392 kilómetros al oeste del Cabo de Hornos. Le Cam se sentía optimista. Después de 58 días de competencia en la Vendée Globe, una de las regatas más exigentes del planeta, estaba tercero en la tabla de posiciones. Todavía tenía posibilidades de llegar primero a la meta en Les Sables d'Olonne, el puerto francés de donde zarpó el 9 de noviembre pasado junto a otros 29 participantes.

Sin embargo, un fuerte golpe en la quilla de su velero lo sacó abruptamente de sus fantasías. "Debió ser un contenedor flotando en el mar lo que destruyó la parte baja de la quilla", explica desde Puerto Williams, luego de ser rescatado por una embarcación de la Armada de Chile. "Mi naufragio pudo ser un muy mal recuerdo. Incluso pudo no haber sido siquiera un recuerdo. Pero la historia terminó bien".

En competencia

No es la primera vez que Jean Le Cam participaba en una competencia como la Vendée Globe. Con 49 años, él ha obtenido varios triunfos en regatas de gran envergadura, como las Mil millas de Calais en 2004 y la copa FICO en 2006. Uno de sus mayores logros fue el segundo lugar en la Vendée Globe 2004-2005, cuando disputó la meta con Vincent Riou: llegaron con menos de siete horas de diferencia, tras 87 días de competencia.

La Vendée Globe es como el Dakar de las regatas. Sólo los más hábiles navegantes son capaces de completar sus 24.000 millas náuticas. Se corre en solitario, sin escalas y sin equipos de apoyo para solucionar los problemas que surjan en el camino. Los navegantes tampoco pueden recibir partes meteorológicos ni ponerse en contacto con algún médico. Aquí, cada uno debe apañárselas como pueda, durmiendo a ratos y comiendo barras energéticas. Todo al sur del paralelo 40, donde los mares son turbulentos y los vientos huracanados. El objetivo: conquistar el Cabo de Buena Esperanza, en África; el Cabo Leeuwin, en Australia, y nuestro temido Cabo de Hornos.

Creada en 1989 por Philippe Jeantot –ganador en dos oportunidades de la BOC Challenge, una vuelta al mundo con escalas–, la Vendée Globe fue desde un comienzo un desafío para los veleristas. Había que vencer el temor a la soledad durante más de tres meses para demostrar que se era un buen marino. La mayoría de los participantes lo ha logrado, otros han quedado en el camino e incluso dos han desparecido: Gerry Roufs en la versión de 1996-1997 y Nigel Burgess en la regata de 1992-1993, quien luego fue encontrado ahogado en el golfo de Gascogne, frente a Francia. Jean Le Cam pudo sufrir la misma suerte.

El naufragio

"Fue muy rápido. El velero se acostó en el agua y luego se dio vuelta completamente. A penas tuve tiempo de encerrarme dentro del barco. Me puse el traje de salvataje, porque el agua está a sólo 4 grados centígrados. Unas 20 horas después llegó Vincent Riou con su velero", recuerda.

La noche del martes 6 de enero, Jean Le Cam activó la señal de emergencia luego de que su yate volcara. La organización de la Vendée Globe asumió la emergencia y solicitó ayuda a la Armada de Chile para su búsqueda. La zona del accidente fue sobrevolada por un avión, el que avistó al Matériaux, la embarcación de Le Cam, volcado y sin rastros evidentes del francés.

El tiempo jugaba en contra y Le Cam seguía en peligro, pero con la moral en alto. "Hacía mucho frío y había agua por todas partes", recuerda, "así que intentaba reconfortarme para no perder la batalla. Si uno no se angustia y no está sobrepasado por la hipotermia, tiene tiempo para reaccionar y hacer lo que debe".

–¿Cuánto tiempo hubiese resistido dentro del velero?

"Es muy difícil de decir, porque uno comienza a tener problemas con el volumen de aire dentro de la cabina, con el frío. El barco también puede ser destruido por el oleaje del mar".

–¿Pensaba ser salvado en esas circunstancias?

"Pese a la incertidumbre, siempre supe que las cosas saldrían bien".

Fue Vincent Riou, el ganador de la última versión de la Vendée Globe y también en competencia este año, quien rescató a Le Cam. Luego de desviarse hasta el lugar del accidente –Riou iba cuarto en la Vendée Globe–, y de dar varias vueltas alrededor del velero sumergido, logró contactarse con Le Cam. "Fue un momento de mucha angustia, sobre todo los 15 minutos que él permaneció en el agua mientras trataba de subirlo a mi velero", explica Riou.

La idea original de Riou era navegar hasta Ushuaia para dejar en tierra a Jean Le Cam y continuar la carrera. Sin embargo, mientras realizaba el salvataje, su velero, el PRB, sufrió graves daños y debió abandonar también la competencia. Entre los dos repararon temporalmente el mástil, y así pudieron enfilar hacia el Canal Beagle. Antes de llegar a destino perdieron definitivamente el mástil, quedaron a la deriva y debieron ser remolcados por la lancha Alacalufe, de la Armada, hasta Puerto Williams, donde terminó la aventura.

Poco antes de regresar a Francia desde Ushuaia, donde remolcaron el velero de Vincent Riou, Le Cam reflexionaba: "Es extraordinario encontrar gente solidaria ante todo. Estos últimos días han sido una aventura muy fuerte".

–¿Ha pensado en dejar de competir de esta forma?

"No. La experiencia del naufragio me da más fuerzas y ánimos para seguir. Es sólo un desafío que vencí".

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