El 8 de noviembre, en el molo de abrigo de Valparaíso, se reunieron en su cubierta todos los Comandantes de unidades de la Escuadra y ex Comandantes del AO 53 “Araucano”, junto a la propia dotación, para despedir en una ceremonia encabezada por el Comandante en Jefe de la Armada, a la unidad que, desde el retiro del ex petrolero “Almirante Montt”, a fines de los ’90, fue el único buque logístico que cumplió con el rol de abastecer a la flota. Pocos días después partiría a Talcahuano, para arriar definitivamente el pabellón y descansar tras sus 44 años de nobles servicios a la Armada.
La cubierta del “Cuerpo de Hierro” albergó a su dotación y a Comandantes de buques durante la ceremonia de despedida desde Valparaíso.
El Comandante en Jefe de la Institución, Almirante Edmundo González, resumió el sentimiento que compartieron todos los presentes, señalando que “los marinos somos de los pocos seres humanos que nos emocionamos con las cosas materiales, porque los buques son la esencia de la Armada. Al despedirlo como un buque que ha sido noble con la Armada de Chile, indudablemente que se siente pena, nostalgia y desazón, pero a la vez alegría porque en el fondo ese buque donde uno depositó tanto cariño, cumplió fielmente su misión”.
El Almirante González destacó que “este buque, además de haber cumplido 44 años al servicio de la Armada de Chile y haber sido un sostén logístico tremendo para la Institución y para la flota, ha sido una verdadera escuela de marinos, desde el momento en que fue enviado a construir, con características que la Armada de Chile diseñó en aquella época, hasta que cumplió todo su ciclo”. Agregó que “éste ha sido un buque ejemplo, en el cual se cumple perfectamente bien el diseño de una fuerza, partiendo por el concepto, luego la garantía de que el buque sirva a lo largo de todos sus años útiles y finalmente la baja, cuando prácticamente ha dejado de ser costo-eficiente y se ha hecho demasiado caro mantenerlo, porque sus fallas empiezan a ser mayores que su operatividad. Este noble buque ha cumplido con creces ese compromiso”.
El Vicealmirante (R) Juan Mackay recibiendo el reconocimiento del Comandante en Jefe de la Armada.
El Almirante recordó además que esta unidad tuvo una significación especial en la elección que hizo de la carrera naval. “Conocí muy joven este buque y puedo decir que aquí nació mi vocación de marino, porque como civil tuve oportunidad de hacer un viaje muy largo en él”, detalló.
Un historial de orgullo
Los orígenes de este buque se remontan a comienzos de la década de 1960, cuando estaban llegando al término de su vida útil los petroleros “Maipo” y “Rancagua”.
En esos años, el plan de reposición de unidades consideraba la construcción de un petrolero de flota que se sumaría al “Montt”, construido poco antes en Francia. Entre 1961 y 1965 se realizaron los estudios y gestiones correspondientes, y el 12 de febrero de ese último año se firmó el contrato de construcción con el astillero Burmaister & Wain de Dinamarca.
Más de un millón de millas por los mares del mundo debió navegar el buque en cumplimiento de sus roles.
Una vez aprobadas las especificaciones técnicas y los planos, en diciembre de 1965 se inició la construcción y cinco meses después se puso en dique seco la primera sección para el armado final. En esa misma fecha se presentó a bordo el Capitán de Navío Jorge Domínguez, jefe de la comisión de inspección, quien asumiría posteriormente como primer Comandante del buque.
El 21 de junio del mismo año se realizó la ceremonia de botadura y bautizo del buque, presidida por el embajador concurrente de Chile en Dinamarca, Eduardo Hamilton. Su esposa, Teresa Donoso de Hamilton, fue la madrina del buque.
Las pruebas en la mar partieron en diciembre de 1966 y el 10 de enero del año siguiente se entregó oficialmente a la Armada de Chile. La dotación, que se encontraba completa en Dinamarca desde la primera semana de diciembre, zarpó con el buque rumbo a la patria el 20 de enero, recalando durante el trayecto en los puertos de Cádiz, Curaçao, Colón y Rodman.
Fiel a su rol, cumplió en este viaje con su primera comisión logística, al levantar en Curaçao un cargamento de 14.000 toneladas de petróleo para la Armada.
Desde el inicio de su vida, las principales actividades que cumplió fueron la entrega de combustible a las unidades de la Escuadra, de las Zonas Navales y de Marinas amigas en puerto y en la mar; el transporte de petróleo desde el extranjero para la Institución, el relleno de los terminales petroleros institucionales y durante algunos años el flete comercial de productos.
Las últimas unidades del siglo pasado y también las primeras del siglo veintiuno recibieron apoyo logístico en la mar de parte del “Araucano”.
Durante sus años de servicio, el “Araucano” realizó más de 2.500 maniobras logos, reabasteciendo a los buques de la Escuadra, desde la época de los cruceros y destructores norteamericanos de postguerra, pasando por los destructores ingleses clase County y fragatas Leander, hasta llegar a la Escuadra actual.
Además reabasteció a unidades de muchos países amigos, entre los que se cuentan Estados Unidos, Japón, Colombia, Reino Unido, Canadá, Italia, Corea del Sur, Perú, Francia y España.
También destaca la participación del buque en 32 operaciones UNITAS, en varios ejercicios Teamwork South y otras operaciones internacionales, además de 73 comisiones al extranjero.
La mayor parte de ellas fueron a puertos del Caribe, principalmente Aruba y Curaçao, donde se cargaba petróleo. Además visitó puertos de Colombia, Panamá, Costa Rica, Puerto Rico y Estados Unidos. Por otro lado, en los años 2008 y 2009 realizó comisiones de apoyo a Marinas amigas en el Pacífico, frente a las costas de Colombia y Panamá, y visitas a puertos peruanos.
Esta unidad tuvo durante muchos años la función de rellenar los terminales petroleros institucionales. Además, desde el mismo año en que llegó a Chile fue requerido esporádicamente para realizar transportes de combustible en cabotaje y algunos al extranjero, complementando la capacidad de las compañías navieras en estas funciones. En fletes al extranjero, operó en terminales de Ecuador, Colombia y El Caribe. En cumplimiento de estas misiones, el “Araucano” navegó más de un millón de millas, lo que equivale a 48 vueltas al mundo, incluyendo la zona de los canales australes en más de 60 oportunidades.
Las aguas tempestuosas no fueron impedimento para que el buque cumpliera su misión.
A lo largo de sus 44 años de vida, este buque sufrió varias modificaciones, entre las que se cuenta la instalación del bulbo de proa en 1991, que le permitió reducir el consumo de combustible y aumentar su velocidad. También destaca la modernización del sistema de almacenamiento y manejo de combustible, realizado en varias etapas. La más importante fue en el año 2004, para asegurar que la calidad del petróleo que se entregaba a las nuevas unidades de la Escuadra cumpliera con los estándares que éstas exigían.
Actualmente el “Araucano” es uno de los buques que han pertenecido por más tiempo a la Escuadra Nacional.
Dan fe de ello los 45 Comandantes que ha tenido en toda su historia, muchos de los cuales estuvieron en la ceremonia realizada en su puerto base, recibiendo de manos del Comandante en Jefe de la Armada un galvano de reconocimiento por sus destacados servicios.
Recuerdos imborrables
El último Comandante del “Araucano”, Capitán de Navío Juan Guillermo Widow, expresó en la oportunidad el sentir que, como Oficial al mando de la unidad, lo embargó durante su despedida de Valparaíso.
“Creo que para ningún marino, y mucho menos para un Comandante, es fácil la tarea de dar de baja del servicio a un buque de la Armada, y ésa es la tarea en la que está comprometida la dotación del petrolero “Araucano” en estos días. Como muchas veces se ha dicho, los buques, y en especial los buques de guerra, tienen alma; un alma viva, constituida por sus dotaciones, su historia, su prestigio y su identidad propia y única dentro de la Armada. Es por eso que, cuando hablamos de la baja del servicio, de algún modo nos estamos refiriendo a la muerte de un ser querido para todos aquellos que hemos tripulado a este noble ‘Cuerpo de Hierro’”, afirmó el Comandante.
El 2º Comandante de la unidad, Capitán de Fragata Jaime Contreras, explicó que una parte de la dotación va a pasar al nuevo “Araucano”, otros están siendo trasbordados al “Montt”, con el objeto de aprovechar su experiencia, y el resto está cumpliendo sus trasbordos de manera normal.
Sobre su experiencia a bordo, comentó que “ha sido un desafío muy interesante, ya que es la primera vez que me toca ser 2º Comandante de una dotación de 150 personas. Hemos tenido de todo este año, pero gracias a Dios no hemos debido lamentar accidentes graves ni muertes. Creo que el trabajo con la gente ha sido muy bueno, se han comprometido mucho con el buque, pese a que saben que se va a dar de baja, lo que es un poco difícil para todos, porque se percibe que el hierro tiene un poco de alma y está muriendo”.
El Suboficial Mayor René Peñailillo, Condestable Mayor del buque, está cumpliendo su último año en servicio activo, luego de una carrera que consideró 14 años de embarco en diferentes unidades.
“En mi primer año como Grumete navegué en el Buque Escuela ‘Esmeralda’, luego en barcazas en el sur, en el antiguo crucero ‘O’Higgins’ y también fui a buscar a los remolcadores ‘Galvarino’ y ‘Janequeo’ a Dinamarca, además de la barcaza ‘Valdivia’ a Estados Unidos”, recordó.
Añadió que “ahora me voy retirado. Esta es mi última comisión y en lo personal es lo más hermoso llegar al fin de mi carrera a bordo de este buque, porque me voy desde una unidad a flote y que además formó parte destacada de la Escuadra”.
El Sargento 1º Víctor Muñoz, Contramaestre de la unidad, estuvo a bordo desde el año 2006, desempeñándose durante los dos últimos años en su puesto definitivo. Con el “Araucano” ya suma tres unidades dadas de baja sirviendo como Contramaestre.
“La otra fue el DLH ‘Prat’ y la tercera fue un caza-submarinos, donde también serví en el mismo puesto, el que se dio de baja en 1993”, recordó.
Sobre su vida en el “Araucano” comentó que “mi experiencia a bordo ha sido muy enriquecedora, ya que aprendí mucho en este buque. Uno nunca termina de aprender en la Armada, siempre se están perfeccionando los conocimientos y la experiencia que obtuve en esta unidad es impagable”.
El Sargento 1º Antonio Soto suma tres años a bordo del “Araucano”, 13 años en la Escuadra y 15 años de embarco.
Comentó que “ésta fue mi primera vez en un buque de abastecimiento, entregando apoyo logístico, lo que me ha llenado de satisfacción, porque acá se vive una camaradería y compañerismo muy grande, entre la gente de las diferentes especialidades de ingeniería”.
Afirmó que “me siento orgulloso por ser parte de la última dotación del buque, ya que su función tiene una importancia especial, por la responsabilidad de entregar combustible de buena calidad, sobre todo en el caso de las nuevas fragatas, que tienen nuevas tecnologías y que necesitan un buen petróleo”.
Fuente: Revista Vigia
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